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Perece que todo sobra, eso dicen,
cuando nos enamoramos
nos convertimos en niños
desde la inocencia.
Hacemos del amor,
el más preciado regalo
que abrazamos recelosos,
estrechándolo contra el alma
recogido en nuestro pecho
y asido entre las manos,
para que nadie nos lo quite.
Parece que todo sobra, eso dicen,
solo existe esa nube blanca
en la cual se mece recostado
el alma, corazón y vida,
sintiendo y suspirando ese amor
recién estrenado,
embriagado como burbujas de cava.
Aún sabiendo,
que amar no es depender,
que amar no es poseer,
no valora lo que cuesta amar
ni entiende que amar es sólo dar
sólo entregar el alma, la vida
y tu tiempo, tus ansias, tu soledad.
Parece que todo sobra, eso dicen,
nada audible del exterior llega,
solo el compás de unos acordes,
unas notas sigilosas del sinsonte,
cargadas de auroras y atardeceres,
revestidas de mareas oceánicas,
que se filtran debajo del cristal,
del bambú cual sutil hoja,
que vuela con la Luna en la noche,
plena y llena, bruma de amor.
Amar más allá de la inocencia,
se crece en amor siendo inocente,
y se entrega sin condición,
sin distancia, edades, raza
credo o color,
desde los labios a los oídos
susurro en vuelo encendido,
de letras a los sentidos
atalaya del tiempo espacio,
desde el corazón a todos los latidos
contagiando al mundo de la más bella
emoción.
Parece que todo sobra, eso dicen,
abre la puerta del alma con
arpegios y fragancias
beso a beso,
piel con piel.
corazón con corazón,
cuerpo a cuerpo al unísono.
Parece que todo sobra, eso dicen,
cuando sentimos amor
desde la inocencia del todo amor.
Estando lleno, todo cabe
y la vida se te hace en amor
por amor, amar amando y ser amados
dando lo mejor cuando compartimos.
