Cielo cargado de nubes,
caricias adornadas en flor,
guardiana tierna de las aguas,
la brisa agita las hojas de una acacia
la fragancia flota en el aire sin prisa,
colmando primorosa de luz y belleza
los bosques junto al monte colindante.
Mueve suavemente la tarde tibia,
aspirando el aroma dulcemente,
frescos vientos en la fuerza de la vida,
mezclando finas notas el Sol bailaba,
con los acordes del rojo cerezo,
desde el humilde verde musgo,
hasta el árbol más alto y tierno.
La canción se mezcla con los colores,
entonando manzanos e higueras,
uva fresca racimo en mil amores,
de par en par las puertas de la belleza,
sentada en la roca junto al río
abriendo mi corazón a la Naturaleza.